Histeria nacida de la más profunda desesperación


Un año ya sin trabajar.
No es que el hecho en sí me preocupe. Yo en mi casa estoy muy a gusto y busco todas las maneras posibles de entretenerme; con éxito, debo añadir. De hecho, he aprovechado para sacarme el título de TCP. Tripulante de Cabina de Pasajeros, para los entendidos; Azafata de vuelo para el común de los mortales; Camareras del Aire para los cínicos que de todo tienen que hacer un chiste.
Decidí seguir el consejo de personas muy cercanas mí – mi novio y mi madre parecieron ponerse de acuerdo –, y empecé a pensar que tal vez era verdad eso de que no tenía que conformarme con poco, que yo valía para mucho mas. Debería haberme conformado entonces con intentar salir en los anuncios de L’Oreal.
Cuatro meses después de sacarme el preciado título – a un módico precio que podríamos llamar “verdadero pastón” y que ha vaciado considerable las exiguas arcas de mis padres –, y con dos meses de curso superintensivo de inglés – que las han descargado todavía más -, me pregunto QUÉ DIABLOS ESTOY HACIENDO CON MI VIDA.
La verdad es que tres intentos fallidos – muy pero que muy fallidos –, de búsqueda de trabajo, están a punto de hacer que sumerja en el pozo más negro de cruda realidad en el que me visto jamás. Sólo de pensar en el gripazo que voy a tener en el momento en que mis músculos se relajen lo suficiente como para que algún virus pueda hacer efecto en mi organismo, empiezo a temblar. Es más, ya estoy preparando los libros en mi mesilla para cuando eso suceda.
El caso es que no sé qué se piensa la gente – y con esto me refiero a los empresarios y los departamentos de Recursos Humanos – que estamos dispuestos los jóvenes a tolerar, crisis o no crisis.
Vale que en mi curriculo ponga que dispongo de “movilidad geográfica”, vale. Pero eso se supone que será cuando haya firmado un contrato y un sueldo empiece a engordar mi cuenta. No se refiere a que me llamen a las 6 de la tarde de hoy y me digan que tengo que ir a una entrevista de trabajo mañana por la mañana a Barcelona (desde Madrid que es donde vivo), viajes y hoteles pagados con MI dinero.
Pero bueno, estos por lo menos se quedaban en la península, recuerdo otros que me dijeron que tenía que irme a Londres para hacer un curso – como el que ya había hecho y pagado y con el que conseguí mi título oficial expedido por el Ministerio de Fomento y válido para toda Europa, supuestamente –. El cursito duraba nada más y nada menos que un mes, en el que yo tendría que vivir del aire – y para el trabajo –, y del que luego me descontarían el precio en las primeras nóminas.
¡Por Dios, que alguien me pegue un tiro!
Debí quedarme con la primera opción, esa en la que me mandaban a trabajar a Oriente Medio por un pastón y en el que tan sólo me pedían que ofreciera todo mi tiempo y mi vida a su servicio. ¿A quién le importa que no hubiera podido casarme con mi novio en mínimo tres años? ¿Qué problema hay por tener que fichar en casa a las 22 horas? ¿Quién se preocuparía porque, si mi familia viniera a verme, mi padre, hermano y novio tuvieran que irse a dormir en un hotel porque yo soy mujer?
Este es el momento en el que vuelvo a preguntar, y por favor que alguien me dé una respuesta, ¿QUÉ COÑO ESTOY HACIENDO CON MI VIDA?
Yo soy una mujer sencilla, nada ambiciosa, que solo aspira a vivir tranquila y a escribir en su tiempo libre – hasta que por fin pueda hacerlo durante todo el tiempo que quiera –. No aspiro a ganar el pastón del siglo, con que me dé para vivir tengo suficiente. Pero es que cada día que pasa parece que tenemos que pedir permiso hasta para cobrar – la basura que se cobra habitualmente –, como si no demostráramos con nuestro trabajo que nos lo merecemos. Y sí, al que no se lo merezca, que lo echen a la calle. Pero que no me pidan que dé mi vida por cuatro duros cuando hay cuatro peces gordos que se tocan la barriga a dos manos y se llevan el oro y el moro. O cuando mi puesto de trabajo está ocupado por sobrinos de…, hijos de tal…, la que le come la… a… Y que no se me quejen los mileuristas que ya me habría gustado a mí serlo en mis tiempos de empleada “feliz”.
Llevo dos semanas con un tic en el ojo, tengo la cara cubierta de un caso grave de erupción acneica que ni en mis tiempos de adolescente, no tengo ni hambre ni sueño y viniendo de mí es una confesión de peso y no puedo ni echar un jodío polvo porque de la histeria que tengo encima estoy más seca que el Sáhara en sequía.
Estoy perdida en esta vida que nos fuerza a querer más y más y a tener menos y cada vez menos. Quiero encontrar mi lugar de una vez. Y creo que ya va siendo hora, ¿no?

4 comentarios:

Maria dijo...

Ay Kyra,en tus palabras se puede dislumbar la risa,pero tb el tedio de verte como miles de españoles hoy en dia,consumida por la crisis y la falta de trabao.

No te preocupes q tu trabajo esta ahi,esperandote,y tu deseo de ser escritora reconocia tb,ya q lo q he leido tuyo asi lo dice por si mismo.

Levanta la cabeza,ponte una crema anti-acne y di en voz alta¡¡¡estoy aqui!!!!

Un bs y q se cumplan todos tus sueños

Ade dijo...

Todos queremos encontrar nuestro lugar en la vida y por supuesto que tú tienes derecho a él, pero el mundo no es color de rosa, nunca fue así y ahora menos que nunca.

Sé de lo que me hablas, yo llegué a estar 2 años en el paro y doy gracias que tenía a mis padres, como te pasa a ti, pero me sentí como una total y absoluta inútil, enfadada con los jodios empresarios que buscan la perfección absoluta cuando eso no existe.

Eso sí, no pude evitar soltar la carcajada en algunos momentos mientras te leía: ¿en serio te pidieron que te fueses a Barcelona a una entrevista como si vivieses a 1 hora de allí? La madre que les parió.

Te digo lo mismo que Maria:
Levanta la cabeza, ponte una crema anti-acné y di en voz alta¡¡¡estoy aqui!!!! Y de paso que vas a la farmacia a comprar la crema compra un lubricante vaginal porque hay que poner solución a esa sequía, jaja.

Besos y ya verás como cuando menos te lo esperes serás una menos en el Inem.

Kyra Dark dijo...

Hola guapetonas!!!
Gracias a las dos por los ánimos. La verdad es que hoy he tenido mi dosis suficiente para un año de:
1- incredulidad ante lo que me pedían (sí, me han dicho que me tenía que ir a Barcelona de un día a otro y yo flipando),
2- de depresión (maldita la manía de autocompadecernos),
3- de llanto (inevitable),
4- de ira (porque me madre me decía que no llorase),
5- de mimos (aaaah, esas madres, que tan pronto quieres ahogarlas como achucharlas)
6- y finalmente de agotamiento general (no os hacéis una idea de lo bien que voy a dormir esta noche después de soltarlo todo)

Oye, esto de poner tus "maluras" en el blog es mejor que un psicólogo, eh?? XDD
Besitos

Iris Martinaya dijo...

Hola, te tengo un poco abandonada, pero es que estoy un poco liada, me paso en cuanto pueda a leer el que me falta de Danae, y todo lo demás.
Pásate por mi blog, tienes premio.
Te dejo el link, y así vas directa. http://iris-alasparavolar.blogspot.com/2010/04/gracias-different-world.html


Un beso

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